CAPÍTULO 5: EL CRUCERO SOÑADO
En una reunión familiar en mi casa, para fin de año 2014, surgió el tema de lo divertido que es viajar en un crucero. Todos aportamos experiencias e ideas sobre los cruceros y acordamos que el mejor crucero es el de Disney. Nuestros familiares y amigos lo recomendaron. Inmediatamente comenzamos a planificar nuestro viaje en familia en el crucero de Disney. Recuerdo lo feliz y ansiosa que estaba Mónica de vivir por primera vez la hermosa experiencia del crucero.
Este viaje lo habíamos planeado con todos los detalles con mucho tiempo de anticipación de manera que todo se había pagado y nos quedaban varios meses para ahorrar dinero para gastar en el viaje. A principios de septiembre ya estaba todo listo, solo esperar la fecha del viaje que estaba programado para el 30 de octubre de 2015. Todos estábamos ansiosos con este viaje, el cual se convirtió en el tema favorito de todos los días. Lianna y Marcela querían llevar un calendario con la cuenta regresiva hasta el día del viaje, pero a Mónica no le pareció muy buena idea, así que no llevamos la cuenta regresiva.
El día 20 de septiembre 2015, todos nuestros sueños y nuestros planes, se desvanecieron. Ninguno de nosotros sentía ánimos de seguir adelante con este viaje. En varias ocasiones, conversamos en familia para tomar la decisión de cancelar el viaje, o hacerlo, pero algo nos decía que debíamos seguir adelante con el crucero. Lianna llamó a la línea de cruceros de Disney para informarles sobre nuestra tragedia e investigar qué era lo que teníamos que hacer para cancelar el boleto de Mónica. Una joven muy agradable atendió la llamada de Lianna y le recomendó que en lugar de cancelar el boleto de Mónica, que le buscáramos un reemplazo y solo teníamos que cambiar de nombre del boleto y que el costo era muy bajo. Lianna le comentó a la joven que esta decisión la debemos tomar en consenso familiar y que le regresaba la llamada para informarle sobre la decisión. Conversamos entre Lianna, Beto y yo sobre el cambio de nombre y decidimos que si y que le ofreceríamos el boleto de Monica a mi hermana María. Llamamos a mi hermana, le contamos sobre el boleto y la invitamos al crucero. Ella ni siquiera lo pensó, me dijo que SI nos quería acompañar. Más tarde, me llama mi hermana para consultarme si su esposo podía acompañarnos en el viaje, nuestro primo Cesar y le respondimos que sí, nos gustaría que nos acompañara. Lo que teníamos que hacer eran los cambios en la agencia de viajes. Lianna llamó nuevamente al Disney Cruise line y les informo sobre una persona adicional para el viaje y le recomendaron una habitación para dos a un costo aceptable. Gracias a Dios, una parte del viaje ya estaba solucionada, la parte del crucero.
A la mañana siguiente, nos presentamos a las oficinas de la aerolínea para realizar el cambio de nombre en el boleto y a comprar el nuevo boleto para el esposo de mi hermana. Al llegar a la aerolínea, nos atendió una joven muy atenta, lo primero que hizo fue cambiar el nombre del boleto de Mónica por el de María. Luego, se puso a buscar vuelo para Cesar el esposo de mi hermana, le pedimos a Dios que el boleto de Cesar debía cumplir con dos reglas: con la fecha programada y a un precio aceptable. Al principio, la joven, nos comentó que no había puesto en el avión para el 30 de octubre y el costo del boleto estaba sumamente alto, 3 veces más del costo original. En vista de que no había puesto, la joven siguió buscando otras fechas cercanas al 30 de octubre y nos consultó si mi hermana y su esposo podían viajar un día antes, es decir, el 29. En esa fecha si había puestos disponibles en el avión. Le contestamos que si podían viajar un día antes, ya que habían tomado vacaciones toda esa semana. Para nuestra sorpresa, el costo del boleto salió a menor precio del que nos había costado casi un año antes. Dios es maravilloso, aunque nos embargaba un profundo dolor y tristeza, todo salió a la perfección. El plan de Dios es perfecto. Sabíamos que Mónica también nos acompañaría en este viaje que tanto soñó y anheló.
Los días pasaban y poco a poco nos fuimos preparando para nuestro viaje, no teníamos idea como íbamos a enfrentar la aventura bajo la presión del dolor que embargaba nuestro corazón. Es increíble, como la línea de cruceros de Disney, cuida cada detalle del crucero para que la experiencia de todos sea perfecta y única. Muy pronto se llegó el día de nuestro viaje. Me sentía bien por haber tomado la decisión de seguir adelante con el viaje, estamos seguros que así lo hubiera querido Mónica. Así que como siempre, me encomendé a Dios para que me siguiera llenando de paz y fortaleza en esta nueva experiencia, que habíamos planeado con tanto amor, emoción y pasión un año antes.
Llego el día tan esperado por Mónica, el 30 de octubre, en el aeropuerto de Tocumen, cuando abordamos el avión, las emociones y los sentimientos salieron a flote. Mi esposo Beto, mi hija Lianna, mi sobrina Marcela, Mi hermana María y mi cuñado Cesar, todos le pedimos fortaleza a Dios para contener nuestras lágrimas y nuestra tristeza. Mónica estuvo siempre presente en mi mente y en mi corazón. Durante todo el vuelo, no cruzamos palabras, vivimos un silencio total, cada uno sintiendo el duelo a su manera.
Llegamos a Miami, bajamos del avión, pasamos aduana, retiramos nuestras maletas y fuimos a retirar el auto que alquilamos. Todos hablábamos lo necesario, era como cuando no conoces a las personas y no tienes tema de conversación. Retiramos el auto y nos fuimos para Orlando. Recuerdo que en el camino, conversamos un poco más, paramos a comer y al baño y seguimos nuestro trayecto.
Ese otro día era 31 de octubre. El plan era visitar el parque de Universal Studios de día y a la noche de Halloween. Mi hermana María nos mandó a hacer suéteres color negro con la imagen en blanco de Stormtrooper, para que fuéramos iguales. Les cuento que desde que llegamos al parque vivimos el presente, vivimos el momento, al principio fue aterrador como nos asustaron unos monstruos con unas sierras eléctricas que te ponían muy cerca de tu cuerpo y podías sentir el olor a combustible; Mientras otros nos perseguían para asustarnos. Entramos a las casas embrujadas, todo estaba hermosamente decorado, la creatividad en ese parque superó nuestras expectativas.
El 1 de noviembre, nos levantamos temprano y nos fuimos hacia Cabo Cañaveral, donde tomaríamos nuestro anhelado Crucero. Ese día nos pusimos el suéter del Triatlón de Pedasí, evento en homenaje a Mónica, celebrado unas semanas antes. El suéter en la parte del frente dice: Mónica Memorial y tiene el logo de la Fundación. Cuando llegamos al crucero nos chequeamos, entregamos nuestras maletas e hicimos la fila para entrar al barco. Antes de entrar al barco toman la foto familiar y al llegar al sitio para tomarnos la foto, para nuestra sorpresa el fotógrafo nos observa a todos y exclamó: ¡Waooo! ¡Mónica debe ser una persona muy especial! Se sonrió y nos tomó la foto. Ese comentario nos estremeció a todos y él sin tener ni idea de lo que sucedía en ese momento.
Llegó el momento de enfrentar la realidad, la hermosa entrada al crucero, sin la presencia física de Mónica. Recuerdo que quería estar sola, no quería que nadie me observara, quería sentirme invisible, me retiré a un lado donde pasara desapercibida y no pude contener mis lágrimas. Fue un momento de desahogo. Sentí ganas de regresarme a casa, no quería seguir en el crucero sin Mónica, este viaje no tenía ningún sentido sin ella. Lianna, se acercó, me abrazó, me consoló, me apoyó, me animó, me sacó del trance donde me encontraba, me tomó del brazo y me llevó hacia el comedor del barco. Después de un rato, ya me sentí más tranquila, almorzamos, conversamos y el barco zarpó. Más tarde fuimos a ver nuestras habitaciones y a dar una vuelta de reconocimiento al barco. Lo que recuerdo del barco, es hermoso, todo está perfectamente bien decorado y en su lugar, los colores, la estructura divina, los pisos, las alfombras, los techos, todo es un sueño hecho realidad, no hay nada que encuentres que no sea perfecto. En las noches los shows, las actividades, todo espectacular, recuerdo que miraba toda la belleza a mi alrededor y dentro de mi corazón, sentía ese vacío, esa tristeza profunda, ese deseo de poder ver a Mónica disfrutar del crucero que tanto anheló.
Al día siguiente, estábamos en el lobby del barco y se acerca un amigo de la familia, nos saluda, conversamos un rato y nos invita a participar en una carrera de 5kms, que se realiza en la isla de Castaway Cay, la isla privada de Disney. Nos comenta que la carrera estaba programada para el siguiente día. Era importante que temprano en la mañana nos presentáramos en un sitio del barco a registrarnos para la carrera. Todos en el grupo nos entusiasmamos a participar en la carrera y se la dedicamos a Mónica. Al día siguiente, nos levantamos temprano, el barco llegó al puerto de la isla y nosotros fuimos a registrarnos para la carrera. Ese día acordamos usar el suéter que decía Mónica Memorial. La organización de la carrera fue excelente, hicieron el congresillo de la carrera, una presentación de toda la isla, del recorrido y la ruta a seguir para completar los 5 kilómetros de la carrera. Luego, bajamos a la isla, era realmente hermosa, rodeada del inmenso mar con colores llamativos entre verdes, turquesas y azules. Poco a poco fueron llegando los participantes y muy pronto dieron la partida de la carrera. Éramos entre 80 y 100 participantes, niños, jóvenes, adultos, adultos mayores. Al salir a correr todos nos dispersamos en el recorrido, Lianna, Beto y Cesar que eran los más rápidos se fueron adelante, María, Marcela y yo nos quedamos un poco rezagadas atrás. Mónica me acompañó durante toda la carrera, le iba conversando, sobre cuanto la amaba, cuanto la extrañaba y que esta carrera la estaba haciendo en su honor. Poco a poco fui avanzando en el recorrido y absorta en los pensamientos que no me di cuenta que estaba sola y a punto de llegar a la meta. Me detuve un momento y un poco más atrás venia María y mi sobrina Marcela, las esperé un momento y las 3 entramos a la meta juntas. A la llegada nos pusieron una hermosa medalla de participación, nos tomamos de las manos, levantamos los brazos, miramos al cielo y le dimos gracias a Dios por darnos la fortaleza de completar el recorrido de los 5 kilómetros y a Mónica por acompañarnos en todo el trayecto.
Gracias a la carrera, nos sentimos más animados a seguir disfrutando del crucero. Los desayunos y las cenas deliciosas no se hacían esperar en los distintos restaurantes del barco. La atención y el servicio personalizado y esmerado de todo el personal del barco excedieron nuestras expectativas. Muy pronto el crucero llegó a su fin y nosotros regresamos a nuestros hogares y a nuestra realidad.
Estimados amigos, la experiencia de perder la presencia física de un ser querido, en especial un hijo, es muy dolorosa y puede ser uno de los dolores más grandes que un ser humano puede experimentar. Debemos aceptar que Dios nos presta a nuestros hijos para que aprendamos a amar incondicionalmente a una persona. Recuerdo que mi abuela siempre me decía cuando era pequeña que yo podía querer a las personas, que yo no amaba a nadie, que solo hasta el día que tuviera un hijo, iba a saber lo que era el amor verdadero.
A lo largo de nuestras vidas debemos tomar decisiones importantes, pero la decisión de seguir adelante con nuestro viaje a tan corto tiempo de la partida de nuestra hija, fue muy difícil. Estamos seguros que muchas personas en nuestro lugar, hubieran cancelado el crucero. Sin embargo, nosotros decidimos seguir adelante con nuestros planes, como Mónica así lo hubiera querido. Estamos seguros que Mónica nos acompañó en este viaje y que también lo disfruto al igual que nosotros. Hoy día me siento satisfecha de haber tomado la decisión para cumplir con el sueño de nuestra hija y de disfrutar todos juntos en familia del Crucero de Disney.
GRACIAS a todos por leer mi blog, nos vemos el próximo 20 de Junio. ¡Lluvia de bendiciones para todos!