CAPÍTULO 21: SOMOS INSTRUMENTOS DE DIOS
Hoy 20 de septiembre cumplimos 3 años de haber emprendido un viaje repentino que cambió mi vida y la de mi familia. Un día como hoy hace 36 meses recibimos la peor noticia de nuestras vidas, la pérdida física de nuestra amada hija Monica, a través de un siniestro vial.
A partir de ese día hemos desarrollado un proceso largo y arduo de aprendizaje. Este proceso consistió en aceptar esta tragedia, enfrentar nuestro dolor y sufrimiento y finalmente adaptarnos a este cambio que nos ha llevado a una nueva forma vida. Donde compartir el amor con todas las personas que nos rodean es gratificante, donde todos nuestros encuentros se desarrollan y se consolidan en armonía, donde dejamos huellas de amor y de paz en todo lo que hacemos.
Como en capítulos anteriores, les he compartido testimonios, vivencias y experiencias que han formado parte de este proceso y de este cambio en nuestras vidas.
Recuerdo perfectamente el día del funeral de mi hija, como se los mencioné en uno de los primeros capítulos. La iglesia estaba abarrotada, entre familiares y grandes amigos consternados con esta tragedia, acompañándonos en nuestro dolor. Sentía que estaba flotando en una nube de amor. En ese momento no comprendía por lo que estaba pasando, no sentía dolor, solo sentía amor y una inmensa paz.
Después de recorrer todo lo que hemos aprendido, comprendo que ese día, Dios se manifestó en cada una de esas personas que nos acompañó en la iglesia. Ese amor y esa paz infinita de Dios me inundó y me hizo sentir que flotaba. Fue algo maravilloso e indescriptible dentro del sufrimiento que vivimos en ese momento. Cada una de esas personas se convirtió en instrumento de Dios.
Estoy muy agradecida con todas aquellas personas que nos acompañaron en nuestro dolor y que hasta el día de hoy siguen apoyándonos a través de la Fundación Monica Licona y siempre recordando a Monica con mucho cariño.
El día 28 de julio, otra familia panameña sufre una tragedia como la nuestra. El joven Isaías Omar Sánchez Ledezma, de 15 años, fue atropellado y murió en el sitio.
Isaías, fue un destacado ciclista, campeón en su categoría en Herrera. Era una promesa en el deporte del ciclismo para nuestro país.
Su padre, el Sr. Dagoberto, nos comenta que su hijo era muy inteligente y su pasión era el ciclismo. Le encantaba armar y desarmar bicicletas de ruta y pangas. Era integrante del equipo de bicicletas de lujo con cometas y luces, como también integraba el equipo de ciclismo de Rali Yajois en Chitré.
Era un joven humilde. Su sueño era estudiar, seguir la universidad y tomar la carrera de Maxilofacial, ya que pensaba que trabajando como cirujano Maxilofacial, podía generar suficientes ingresos para poder comprarse una buena casa y un buen carro.
Ese 28 de julio, todos los sueños, los planes, los proyectos, las esperanzas de Isaías, se borraron, desaparecieron, se desvanecieron, a raíz de este accidente que ocasionó una tragedia en la familia Sánchez Ledezma.
Cuando me enteré de la noticia sobre esta tragedia, en lo primero que pensé fue en los padres de Isaías. Sabía perfectamente cómo se debían estar sintiendo en esos momentos.
Desde ese día, estuve muy pendiente de todo lo que acontecía con el caso y a la vez tratando de localizar a los padres de Isaías, por todos los medios, para ofrecerles todo el apoyo y guía en estos momentos tan difíciles.
A los pocos días logré conseguir el teléfono del Señor Dagoberto. Lo llamé de inmediato para ponerme a la orden. Conversé un rato con él y con la mamá de Isaías, la Señora Lilisbeth. Les compartí con mucho amor unas palabras de aliento y de apoyo. Dentro de su dolor, estuvieron muy agradecidos con mi llamada.
El día del funeral de Isaías, en Chitré, mi hija Lianna en representación de la Fundación fue a acompañar a la familia. Conversó unos momentos con los padres de Isaías, le manifestaron que habían recibido mi llamada y que les había transmitido mucha paz y tranquilidad.
Después de esa primera llamada a la familia de Isaías, hemos desarrollado una hermosa amistad. Nos comprendemos, hablamos un mismo idioma, porque compartimos la misma experiencia, la misma tragedia, pasamos por el mismo dolor y sufrimiento.
Las sesiones de apoyo a través de llamadas al señor Dagoberto, son constantes y frecuentes. Le conversaba y le compartía mis vivencias por todo el recorrido de mi experiencia, eso le ayudaba muchísimo, porque no se sentía solo enfrentando esta circunstancia. Sentía como si se hubiese caído y cuando le hablaba era como si le extendiera mi mano para ayudarlo a levantarse.
En otras ocasiones, yo sentía un impulso de llamarlo. Cuando entraba la llamada, el Sr. Dagoberto me decía que yo sabía cuándo él se sentía mal y cuando iniciaba la conversación o la sesión de apoyo, de una vez se iba sintiendo mejor.
Al igual que las sesiones de apoyo al señor Dagoberto, también las tenía con la señora Lilisbeth. Mi llamada entraba justo en el momento en que ella se sentía mal. Mi voz interior me decía que hiciera esa llamada. Al finalizar la sesión de apoyo a través de la llamada, la señora Lili se sentía mucho mejor, me manifiesta que le transmito mucha paz.
Un día el señor Dagoberto me mando una nota de voz para comunicarme que la Sra. Lilisbeth había amanecido muy afectada que extrañaba demasiado a su hijo. El en su desesperación le había comentado a su señora que quería llevarla a un psicólogo. Ella le respondió que no quería ir a un psicólogo. ¿Cómo le puede ayudar una persona que no ha vivido esta experiencia y que no sabe cómo comprender el dolor y el sufrimiento que estaba sintiendo en esos momentos?
Ese día, muy temprano, la llamé e iniciamos nuestra sesión de apoyo, dándole seguimiento a las anteriores y conversamos por un largo rato, fue una hermosa sesión de sanación.
Al principio ella estaba muy triste, pero a medida que fuimos conversando y compartiendo experiencias, ella se fue sintiendo mejor hasta que al final de la llamada quedó riéndose.
Su hija que estaba con ella ese día acompañándola, se sorprendió de ver a su mamá como antes de la llamada estaba afectada y el cambio de su mamá al finalizar la llamada, estaba llena de una paz y una tranquilidad increíble.
Con esta hermosa experiencia que estamos viviendo con la familia de Isaías, nos damos cuenta que somos instrumentos de Dios cuando lo expresamos a través del amor o de la paz que sentimos y transmitimos.
En una conversación que mantuve con el Señor Dagoberto, sobre el tema de este capítulo “Somos Instrumentos de Dios”, me comparte su testimonio con las personas que se han acercado a acompañarlos o a darle el pésame. Me comenta que hay personas que cuando le dan un abrazo, le comparten una palabra o le aprietan la mano, el siente que le transmiten mucha paz y tranquilidad, en cambio otras personas que se acercan de la misma forma y no siente nada, se siente un vacío.
El señor Dagoberto me expresó unas hermosas palabras, sobre cómo se ha sentido con el apoyo que ha recibido de mi parte y que ahora me gustaría compartirlas con ustedes.
“Cuando converso con la mamá de Monica Licona, siento una paz que me reconforta porque estoy seguro que mi hijo Isaías es quien la conduce hacia mí para hablarme a través de ella. Ella tiene una voz muy dulce que te llega de inmediato al Alma y al corazón y Dios me habla a través de ella”.
Gracias Sr. Dagoberto por permitirme ayudarlos y apoyarlos en esta circunstancia tan dolorosa que se ha presentado en sus vidas. Les reitero a usted y a la señora Lilisbeth que estoy a la orden para seguir tomándolos de las manos, ayudarlos a buscarle el sentido a la vida nuevamente y a sanar de este gran sufrimiento transformándolo en amor.
Les comparto con mucho cariño, el testimonio de la señora Lilisbeth.
“Buenos días señora Elsie, hoy desperté y sentí la necesidad de hablar con Dios. Quería decirle lo agradecida que estoy con usted, por habérmela puesto en mi camino, en estos momentos tan difíciles.
Ahora cierro los ojos y me doy cuenta que mi hijo no se ha ido, que siempre ha estado con nosotros, que mi hijo es energía.
Es muy difícil adaptarse a no poder tocarlo, yo lo pienso y él está aquí conmigo abrazándome. De verdad que ha sido maravilloso haber compartido con usted esta experiencia tan bonita y que sus palabras me hayan dado mucho valor para seguir adelante y no desmayar.
Usted me ha enseñado a ver la vida de una forma diferente. Al principio, sentí que no iba a poder seguir adelante y en ese momento llega usted a mi vida a darme una voz de aliento y a decirme al oído “tu hijo no se ha ido, él está contigo, él es energía”. Que Dios la bendiga a usted y a su familia.
¡Muchas gracias! La quiero mucho.”
Muchas gracias señora Lilisbeth, por tan lindas y profundas palabras, es un hermoso testimonio. Todos somos energía, todos estamos conectados, todos somos UNO. Dios es energía al igual que el amor, la paz y la armonía. Esa hermosa energía se siente, se expresa, se proyecta, se comparte y se expande alrededor de todos los que nos rodean.
Es increíble cómo se manifiesta el amor de Dios a través de las personas con quienes nos encontramos o convivimos en nuestro día a día y no nos percatamos, no nos damos cuenta o las ignoramos.
Aquellas personas que con una palabra nos pueden salvar la vida, con una sonrisa nos alegran el día, con una mano nos alientan a seguir adelante y no desmayar. Ese es Dios manifestándose y expresándose a través de cada una de esas maravillosas personas.
Los exhorto a que expresen a Dios desde el amor o desde la paz de nuestro interior y puedan convertirse en instrumentos de Dios y poder ayudar a la humanidad. A salvar vidas, relaciones, matrimonios y todas las adversidades que se nos presentan repentinamente.
La Fundación Monica Licona, les ofrece el programa de apoyo al duelo gratuitamente. Nos basamos en nuestra propia experiencia vivida.
Para citas o consultas favor escribirnos al correo: Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.
Adaptarnos al cambio repentino en nuestras vidas con la pérdida física de un ser querido es muy difícil, pero con la ayuda y el apoyo valioso de personas que han vivido la experiencia es posible sanar y volver a disfrutar de la vida.
Los invitamos al tercer Encuentro por la vida en memoria de todas las víctimas de siniestros viales y para compartir el mensaje de sensibilización y crear conciencia para compartir las vías públicas, respetar la vida, cuidar a los peatones y ciclistas que son los más vulnerables en las carreteras.
El evento consiste en una caminata de 5 km y un paseo simbólico en bicicleta de 20 km de la cinta costera al Causeway ida y vuelta.
Fecha: 30 de septiembre 2018
Hora: 7:00 a.m.
Lugar: Estacionamientos Mirador de Pacifico – Cinta Costera 2
Inscripción: http://www.fundacionmonicalicona.org/eventos/encuentro-por-la-vida-2018
Gracias a todos por leer el blog, nos vemos en el próximo capítulo con más experiencias y vivencias para compartir.
Que Dios los bendiga, que pasen un feliz mes de septiembre.